2 Conflictos y cambios en la primera mitad del siglo XX.

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     Finalmente, la joven República mostró una verdadera incapacidad para granjearse el apoyo de los grupos sociales - junto a los sectores agrarios, las clases medias también le volvieron la espalda, pues resultaron  muy perjudiciadas por el bache económico de la posguerra y la posterior crisis de 1929-. La Gran Depresión de 1929 con los estragos sobre el desempleo, que llegó a alcanzar casi ocho millones de parados en 1931, acabó con la República.
   El 30 de enero de 1933 el presidente Hindenburg nombró canciller a Hitler, que más tarde acabaría suprimiendo la democracia.

2. EL FASCISMO Y SU CONTEXTO.

   En 1992 y 1933 surgieron en Italia y Alemania sistemas totalitarios distintos al proyecto socialista impuesto por Lenin, en la Rusia de 1917. Estos sistemas se entendieron como una forma de vida en un contexto de crisis económica y política mundiales.
   Además, constituyeron una ideología que en mayor o menor medida se extendió por casi toda Europa mediante organizaciones inspiradas en el modelo italiano de Mussolini y , algo más tarde, en el nazismo alemán.
   Estos sistemas políticos autoritarios se basaban en una mezcla de poder personal y militar. Así ocurría en Polonia, Hungría, Grecia, en la España de Primo de Rivera y la Portugal de Salazar, en Austria y, en muchos aspectos, en las dictaduras de América Latina.
   La acción de estos sistemas políticos contribuyó decisivamente al estallido de la Segunda Guerra Mundial, al término de la cual, derrotados, desaparecieron en la mayor parte de los estados europeos.

2.1. IDEOLOGÍA COMÚN DE LOS REGÍMENES FASCISTAS.

   Las prácticas políticas fascistas, desplegadas por Mussolini desde 1922 y por Adolf Hitler desde 1933, se pueden calificar definitivamente de prácticas totalitarias. Se basaban en los siguientes preceptos:

• El fascismo promovía la práctica antiliberal, pues consideraba al liberalismo incapaz de frenar el auge del comunismo. La democracia y el sufragio universal se consideraron métodos artificiales e inútiles.
• Era antimarxista en sus planteamientos, pues la lucha de clases por la que abogaban los marxistas chocaba abiertamente con la homogeneización y FALTAN VARIAS PALABRAS organizaciones - partidos políticos, sindicatos, etc.- serán ilegalizadas y perseguidas por el estado totalitario.
• Negación de los valores individuales, sustituidos por el protagonismo de las masas populares. Para ello, era frecuente que los líderes congregaran a grandes muchedumbres para exponer sus ideas. En estos actos el público quedaba enfervorizado por los discursos del Duce o del Führer.
• Estatalización de la economía. Para ello se mantuvo una política autárquica, caracterizada por el autoabastecimiento y el rechazo a toda ayuda externa. A pesar de ello, el Estado continuó manteniendo subvenciones a las grandes empresas privadas.
• Eliminación de la lucha de clases, sustituyéndola por una sociedad armónica impuesta a la fuerza. Además, el fascismo actuó ante todo lo que podía desarticular a su sociedad uniforme y estructurada. Así ocurrió con las minorías raciales - judíos, eslavos, gitanos, etc.-. En la Alemania nazi, estos grupos fueron aislados para evitar que contaminasen a la sociedad alemana; más tarde se procedió a eliminarlos desde una visión que perseguía contribuir a la idea eugenésica de mejorar la raza aria, considerada como superior e identificada con el pueblo alemán. Especialmente significativo fue el caso de los judíos, a quienes los nazis responsabilizaron de ser el origen de los males que aquejaban al pueblo alemán y, por lo tanto, merecedores de ser destruidos.
• Imposición del partido único, que dirigía un líder carismático y cuyos intereses se identificaban con los del Estado.
• Exaltación de un sentimiento nacionalista radical que situaba a la nación por encima de todas las demás.
• Concentración de todo el poder en la persona de un jefe carismático al que se obedecía sin reparos.
• Control de los medios de comunicación. Para atraer a las masas, los regímenes fascistas pusieron gran empeño en controlar los medios de comunicación, especialmente, la radio y la prensa. Así, una vez en el poder, abolieron la libertad de opinión, persiguieron a los periodistas independientes y utilizaron masivamente la propaganda para inculcar valores como patria, jefe, raza, etc. Junto a esos medios se empleó el terror, la acusación o delación, la represión y la reclusión en campos de concentración, valiéndose incluso del asesinato. Además, se pretendió ofrecer una imagen atractiva del régimen, tanto en el exterior como en el interior, mediante el empleo de exhibiciones grandilocuentes y de vistosos uniformes, desfilares militares, discursos ,etc. Se intentaba de ese modo impresionar a las masas y colmarlas de orgullo patriótico. En 1936 se celebraron los juegos olímpicos en Berlín. Hitler aprovechó la ocasión para transmitir al mundo la imagen de una Alemania moderna, fuerte y unida bajo su emblemático liderazgo.  

DOCUMENTO 11.

Elementos comunes de la ideología fascista.

- Subordinación de las masas al Estado.

- Negación del individuo.

- Promover la desigualdad (racismo).

- Estado totalitario (control de la economía y sociedad).

- Culto al líder.

- Control de la propaganda y la educación.

- Exaltación de la irracionalidad (intolerancia, fanatismo).

- Uso de medidas de represión (policía paramilitar, violencia, terror).

- Exaltación nacionalista (justificación de políticas expansionistas).

 Portada de la revista/ Figli D´ Italia -Hijos de Italia-, de propaganda fascista.

VOCABULARIO.

Fascismo: término que proviene de la palabra fascio, que significa 'haz', hierbas, espigas o cualquier otro tipo de objetos ligados entre sí. Pero de manera más concreta, la palabra alude a las 'fasces', símbolo romano de poder. Las fasces romanas estaban compuestas por un fajo de bastones de madera amarrados entre sí por un cinto de cuero entre los que sobresalía un hacha. Los bastones representaban la autoridad y el hacha el poder sobre la vida y la muerte. El fascismo italiano, identificado con la grandeza del Imperio romano al que intentó emular, adoptó las fasces como símbolo y nombre del movimiento. Los haces sugieren también la idea de unión o ligazón, es decir, de homogeneidad y cohesión, cualidades muy queridas por la ideología fascista, en contraposición con la desunión y disgregación que, supuestamente, desde la perspectiva de esa ideología, mantenían las sociedades liberales democráticas.