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Cuatro errores ortográficos
Nota: 3


9. Crisis de las democracias. Los fascismos europeos.

Síntesis inicial
   Tras la Primera Guerra Mundial se creó la Sociedad de Naciones -SDN- con el fin de garantizar
la paz mundial y la independencia politica de todos los Estados. En la época de la posguerra
(1919-1939) a los "locos años veinte", caracterizados por un expansionismo económico-industrial y una euforia colectiva que daban rienda suelta a la evasión, le siguió la década de los años
treinta, que señaló el principio de la crisis económica y la implantación del totalitarismo.

   El movimiento fascista surgió en Italia en 1922, y el nazismo en Alemania a partir de 1933. Ambos movimientos surgieron a través de dictaduras totalitarias, en las que la figura pop líder controlaba la economía y la sociedad.

   Mientras, los estados con regímenes democráticos padecieron uno de los peores momentos de su historia, con la convicción colectiva de debilidad y fracaso de la democracia por parte de los ciudadanos ante el avance del comunismo, los deseos expansionistas de los totalitarismos y la crisis ecoconómica.

   Finalmente, y como consecuencia de sus políticas espansionistas, Italia, Alemania y Japón, se convirtieron en un eje sangriento que ocasionó la Segunda Guerra Mundial


1. Los años 20: sistemas políticos, economía y sociedad.

   La Primera Guerra Mundial concluyó con la derrota de los imperios autoritarios de Alemania y Austro-Hungría. El extenso y poderoso Imperio turco cayó bajo una revolución de corte reformista e intenciones de acercar el país a occidente, que abolió el sultanato.

   Tras la paz de Versalles, en 1919, Europa entró de nuevo en una etapa de convulsiones que finalmente conduciría a la Segunda Guerra Mundial en 1939. La forma en que se resolvió esta paz, el temor suscitado por el éxito de la Revolución soviética y las consecuencias de la crisis de 1929, impidieron el fortalecimiento de la vía democrática y alentaron tendencias autoritarias.
 
   Los países con sistemas democráticos habían desarrollado un estado de bienestar, iniciado ya a finales del siglo XIX: la legislación social era ahora aprobada en muchos sitios; se generalizaba la jornada de trabajo de ocho horas y se adoptaban programas de seguridad apoyados por el gobierno contra las enfermedades, los accidentes, la vejez, etc.

   Sin embargo, los avances en la democracia no borraron algunas secuelas. Además, la democracia no había impedido matanzas entre los pueblos y, en bastantes sectores de la sociedad, suscitaba dudas la bondad del sistema democrático.

   El socialismo avanzado iba ganando fuerza, es decir, mientras la izquierda socialista se separaba y calificaba de comunista, la socialdemocracia europea era un partido revisionista o marxista pacífico que estaba dispuesto a la convivencia parlamentaria.