Cuatro errores en la recogida de información
Nota: 5
Francia,
Reino Unido, Holanda, Bélgica, Países Escandinavos -Noruega, Suecia, Finlandia
y Dinamarca-, Checoslovaquia o Suiza y, fuera de Europa, Estados Unidos
–convertido en el baluarte del Estado liberal democrático clásico –mantuvieron
sus sistemas democráticos. Sin embargo, vieron crecer en su seno movimientos
fascistas que desestabilizaron durante los años veinte y treinta las relaciones
sociales y políticas. Ocurrió por ejemplo en Bélgica –León Degrelle- y Gran
Bretaña –Oswald Mosley- aunque no lograron consumar el ascenso al poder.
Solo
Alemania e Italia abandonaron la democracia y evolucionaron hacia el
totalitarismo. Similar fenómeno aconteció en Europa oriental y meridional con
el desarrollo de movimientos fascistas y la llegada de regímenes antidemocráticos
y autoritarios.
En
todos los casos se impusieron gobiernos militaristas que destruyeron el
parlamentarismo y persiguieron a partidos políticos y a sindicatos por igual.
El
periodo de entreguerras fue testigo de la lucha entre tres concepciones
ideológico- políticas: la democracia liberal –desacreditada tras la crisis de
1929-, el comunismo –triunfante en la URSS- y el totalitarismo de carácter
nazi-facista.
DOCUMENTO 2. La democracia perfecta.
George Grosz trabajando en una obra satírica sobre Adolf
Hitler.
La década de los 30 años envolvió de pesimismo y drama el
panorama creador del momento. El arte se cebaba en los fascismos, en la guerra
venidera y en la tensión que latía en el ambiente.
1.1 La Sociedad de Naciones
El
presidente estadounidense Woodrow Wilson incluía como cláusula del Tratado de
Versalles la creación de una Sociedad de Naciones (SDN) que garantizase la paz
mundial y la integridad e independencia política de todos los Estados,
solucionando de forma pacífica los problemas internacionales.
El 28
de abril de 1919, la Asamblea de la Conferencia de Versalles aprobó su
fundación, en junio se firmó el Estatuto –sería el presidente de la actual ONU-
y quedó fijada su sede en la ciudad de Ginebra.
VOCABULARIO
Concordia
internacional: paz temporal entre las potencias europeas mantenida en la década
de los veinte. El Acuerdo de Rapallo entre Alemania y Rusia (1922) supuso el
fin del aislacionismo de ambas. En el Pacto de Locarno (1925) Alemania aceptó
las fronteras fijadas en el Tratado de Versalles.
DOCUMENTO 4. La SDN
La SDN estaba constituida por una Asamblea, un Consejo al que pertenecían
las potencias vencedoras y una Secretaría General, quedando asociados el
Tribunal Internacional de La Haya y la Oficina Internacional del Trabajo.
Durante los años veinte y treinta
resultó evidente la falta de efectividad de este nuevo organismo internacional,
entre otras causas, por la ausencia en la misma de Estados Unidos, Rusia o los
países vencidos –Alemania no sería admitida hasta 1926-, la escasa dotación de
fondos económicos, el descontento de algunas potencias frente a los tratados de
paz y su falta de revisión.
Vista de la sede de la Sociedad
de Naciones en Ginebra, Suiza. 1919.
1.2 Auge y crisis para la
democracia
Después de que la FALTA UNA PALABRA Guerra Mundial,
Alemania sufrió una fuerte crisis económica y social, causada sobre todo por
las fuertes reparaciones de guerra impuestas por las potencias vencedoras. Al
mismo tiempo, Italia, que no había quedado satisfecha con el reparte
territorial impuesto tras el final de la Gran Guerra, vio al militar Benito
Mussolini como la solución a la fuerte crisis económica y social desatada en el
país.
Además, después de la Primera
Guerra Mundial el sistema parlamentario asistió a una transformación espectacular,
en parte, como efecto de la extensión y auge del socialismo. De esta forma, se
ampliaron los derechos políticos, aparecieron nuevos partidos y se extendió el
sufragio universal tanto masculino como femenino. Por estos motivos, el sistema
parlamentario se convirtió en un fenómeno que arropaba a masas populares y
obreras. En este contexto, y como reacción, la burguesía clásica y conservadora
acabó simpatizando con instituciones autoritarias y muchos empresarios,
financiando, así, al fascismo.
La crisis de 1929 tuvo fatales
consecuencias en algunos países como Alemania. La independencia económica de
Alemania respecto de los créditos norteamericanos precipitó al país a una grave
crisis económica, ya que se desplomó la producción industrial, ocasionando un
elevado desempleo. Estos hechos desprestigiaron a la República Democrática de
Weimar y a todas sus instituciones parlamentarias.
Junto al desplome de la
producción, se produjo la bancarrota de los bancos y el hundimiento de los
salarios. Esta situación se convirtió en caldo de cultivo para el partido nazi,
que en los años treinta demandaba el final del caos político.
Los frecuentes y débiles
gobiernos que fueron sucediéndose a lo largo de este periodo, tuvieron como
rasgo común la intransigencia. La vida política se radicalizó y polarizó.
Frente al ascenso de la ultraderecha, nacieron movimientos con clara vocación de
frenar el ascenso del totalitarismo. De ese modo emergió el fenómeno del
frentepopulismo, con destacados ejemplos en Francia y España.
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