Una error de transcripción
Nota: 8
1.3. Relaciones internacionales y
conflictos posteriores
Tras la
guerra, la paz no fue tan estable, duradera y justa como se había pretendido.
La responsabilidad exclusiva de la guerra atribuida a Alemania cimentó el ansia de revancha de los franceses contra su
tradicional enemigo. Italia
declaraba: “Hemos ganado la guerra, pero hemos perdido la paz”, frase que
denunciaba un sentimiento de menosprecio por parte de sus aliados. Estados Unidos volvió a su tradicional política de aislamiento negándose a
participar en la Sociedad de Naciones. La creación de nuevos Estados colmó el
deseo de la independencia de algunos pueblos. Sin embargo, muchos de los
Estados surgidos de los viejos imperios demostraron una gran inestabilidad,
alentada por las minorías nacionales -como los alemanes en Polonia,
Checoslovaquia y Rumanía- siendo motivo de conflicto durante la posguerra.
Pronto
quedaron patentes una serie de problemas
que no habían sido resueltos, entre ellos, las controversias sobre los tratados
de paz debido al descontento de los
vencidos, el fracaso de la SDN,
la crisis de la supremacía de Europa tras el relevo de los Estados Unidos y
Rusia o la lentitud en la recuperación económica.
Igualmente cruciales
fueron otras circunstancias como la crisis
de la democracia liberal, los cambios sociales, la creciente organización
de las masas obreras y sindicatos -que se hicieron eco del clima impulsado por
el triunfo de la revolución en Rusia-, y la importancia de las repercusiones
psicológicas y sociológicas que propiciaron el desarraigo y el descontento de
las minorías nacionales.
En realidad,
el día a día de las personas menos favorecidas no había mejorado mucho tras el
fin de la guerra. La paz no acabó con las penurias que soportaba gran parte de
la población, de ahí que las huelgas y
manifestaciones continuasen estando a la orden del día, con personalidades
como la polaca Rosa Luxemburgo y su movimiento
espartaquista o los colectivos participantes en la Tercera Internacional.
A pesar de
estos problemas, la década de los veinte
fue también una época de distensión y
prosperidad, conocida como los felices
años veinte, marcados políticamente por la celebración de diversas conferencias internacionales. Este
clima de distensión quedó patente también en la firma de diversos acuerdos y
pactos de colaboración y ayuda económica entre países.
El gobierno
alemán, tras rechazársele una moratoria en el pago de las indemnizaciones, se
vio obligado a la suspensión de los
pagos a Francia. En respuesta, este ocupó en 1923 la cuenca minera del
Rhur. Sin embargo, en 1924, mediante la adopción del Plan Dawes, Estados Unidos
concedió préstamos a Alemania, regulándose el pago de las reparaciones y
mejorando consecuentemente las complicadas relaciones franco-alemanas.
Este clima de
distensión quedó patente en la conferencia
internacional de Locarno -Suiza, 1925-, en la que el Gobierno alemán se
comprometía a respetar las fronteras occidentales, en un gesto que le valió la
admisión en la SDN.
En 1928, se
firmó el Pacto Briand-Kellog con el
compromiso de resolver los conflictos internacionales bajo el arbitraje de la
SDN, y se propuso la creación de unos “Estados Unidos” de Europa.
En 1930, se
firmó el Pacto Young, que redujo el
total de las reparaciones alemanas y por que el que Francia se retiró del Rhur.
La crisis de 1929, la depresión de los años treinta, el temor a la expansión comunista y los nacionalismos de la Europa Central y balcánica condujeron las relaciones internacionales por el camino de la inestabilidad y la tensión, que se vieron acrecentadas tras el fracaso de las conferencias de desarme (en 1933) y el comienzo de la carrera de armamentos.
VOCABULARIO
Potencias revisionistas: naciones que tras resultar vencidas en la Primera Guerra Mundial exigían una revisión de los tratados de la paz, pues los consideraban una imposición injusta.
Carrera de armamentos: fabricación y acumulación de grandes arsenales armamentísticos para una hipotética guerra futura.
1.4. Una alternativa: las democracias occidentales
Los países vencedores en
la Primera Guerra Mundial -Francia, Inglaterra y Estados Unidos- se
convirtieron en modelos de estados
democráticos para el resto del mundo.
1.4.1. Francia: Los problemas de
posguerra
A partir de 1919, Francia
tuvo que afrontar la reconstrucción de su economía y de su devastado
territorio. La crisis económica agudizó las tensiones sociales promovidas por el malestar de los obreros que,
en 1920, habían formado el Partido Comunista Francés. Ante esta situación de
crisis y desconfianza del sistema democrático,
los gobiernos se esforzaron por mantener sus constituciones, y la formación de coaliciones políticas, manteniendo
alejados a los partidos más radicales.
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