Nota: 10
4.1. EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN.
4.1. EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN.
A lo largo del siglo XVIII, la introducción de nuevos cultivos (patata, maíz, etc.) llegados de América, y de nuevas técnicas
agrícolas permitió un aumento de la producción agraria.
El crecimiento agrario, unido a la ausencia de
grandes epidemias y de graves conflictos bélicos, contribuyó a reducir la
mortalidad catastrófica. Las grandes hambrunas fueron menos frecuentes y se
produjo un aumento de la población en algunos países de Europa.
4.2. EL AUMENTO DE LA PRODUCCIÓN: LAS MANUFACTURAS.
El aumento de población y, sobre todo,
el crecimiento de la demanda en las colonias europeas en América provocaron una
mayor necesidad de productos manufacturados. Esto estimuló a los comerciantes y
a algunos artesanos a buscar nuevos sistemas productivos para escapar del
control de los gremios, que dificultaba el aumento de la producción.
Con este objetivo se empezó a extender el trabajo doméstico: una familia campesina recibía de un artesano-comerciante la materia prima y los instrumentos de trabajo para elaborar productos en su propio domicilio. Después, el comerciante, se encargaba de comercializar el producto en los mercados urbanos o coloniales.
Por otra parte, durante el siglo XVIII se difundió un modelo de producción preindustrial: las denominadas manufacturas. Eran establecimientos subvencionados, impulsados por las monarquías absolutas con el fin de producir objetos de lujo y frenar sus importaciones. El Estado también autorizó la instalación de estas fábricas a la iniciativa privada.
Aunque el proceso de producción era completamente manual, su novedad consistía en concentrar bajo un mismo techo a un número muy elevado de trabajadores que percibían un salario. En este sentido, las manufacturas constituyen un precedente de las fábricas modernas.
Detalle de la manufactura Wetter, creada a mediados del
siglo XVIII en Orange (Francia). Llegó a emplear a 500 trabajadores.
4.3 EL COMERCIO COLONIAL.
Buena parte de los
productos manufacturados tenía como destino el comercio con las colonias debido
a la gran expansión del comercio marítimo. Los productos obtenidos en ultramar
(cacao, tabaco, café, azúcar, algodón…) eran bien recibidos y apreciados por
las sociedades europeas. Asimismo, las colonias eran excelentes mercados para
los productos europeos y permitieron el auge de numerosas manufacturas.
En el siglo XVIII
se abrieron nuevas rutas marítimas y el comercio colonial se convirtió en un
factor de estímulo para las economías europeas, pues daba grandes beneficios a
los comerciantes, a los armadores (propietarios de barcos), a los industriales
y a la propia monarquía, que cobraba tasas e impuestos.
EL MERCANTILISMO.
Las monarquías absolutas consideraban
que la riqueza de un país dependía de la cantidad de metales preciosos que
poseía. Por tanto, el Estado debía ejercer una política que favoreciese las
exportaciones y frenase las importaciones para conseguir, de este modo,
acumular la mayor cantidad de oro y plata posible.
Por ello, el Estado
protegía e impulsaba la creación de manufacturas y compañías comerciales. Esta
práctica económica se conoce con el nombre de mercantilismo.
Antoine WATTEAU: La muestra de Gersaint, 1720. Este óleo de
estilo rococó anunciaba la tienda de arte y objetos de lujo del comerciante Gersaint.
Las obras de arte expuestas en el local, los vestidos y los peinados, son una
muestra del poder económico y del ascenso social de la burguesía en el siglo
XVIII.
4.4. EL ASCENSO DE LA
BURGUESÍA.
El crecimiento de la economía convirtió
a la burguesía en el grupo social más dinámico. Los burgueses poseían los
negocios, las manufacturas y las compañías comerciales, controlaban los grandes
capitales y las instituciones financieras y actuaban como prestamistas de la
nobleza y de la monarquía. Muchos de ellos tenían, además, una sólida formación
intelectual.
Este poder económico contrastaba con su posición social y política en la sociedad estamental. No solo estaban sometidos a fuertes impuestos y a una discriminación legal frente a la nobleza, sino que carecían, en la mayoría de países, de poder político para cambiar las leyes.
Ante esta situación, la burguesía aspiraba a profundos cambios en el sistema social del Antiguo Régimen. Demandaban el fin de los privilegios estamentales de la nobleza, la igualdad de derechos y poder participar en política. Y tenían poder económico, influencia y formación para intentar liderar esos cambios.
La burguesía fue la mayor beneficiaria del auge del comercio
marítimo. Desde el puerto de La Rochelle, partía la mayor parte del comercio
hacia las colonias francesas de América.
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